Con todo listo y preparado, así era como se ultimaban los ultimos detalles para dar la bienvenida al nuevo curso 2014-15.

Después de un mes, preparando con toda ilusión un sin fin de ideas, ya teníamos nuestras clases colocadas con muchos juguetes y los jardines con nuestros columpios, toboganes, y los areneros con sus cubos y sus palas, esperando que un montón de niños con sus sonrisas y alegria  inundaran Pippiu.

A Las 9 en punto ya teníamos las primeras familias que llamaban a nuestra puerta, nuestros peques ya llegaban. Algunos con carilla de sueño, otros con cierto temor y los veteranos con una gran sonrisa corrían a nuestros brazos, para recibir gustosos nuestros alagos por verles tan mayores, después de un mes de vacaciones.

Saludos, presentaciones, anécdotas del verano. Era el momento del reencuentro o de las presentaciones de las nuevas familias para darles la bienvenida a esta gran familia que entre todos formamos Pippiu.

Nuestros mayorzotes entraban encantados, deseosos de ver su nueva clase, de dar un super abrazo a su seño y como no, de ponerse cuanto antes a jugar con sus compis, que tantas ganas tenían de verse.

Nuestra clase de 1-2 años estaban más expectantes, aunque muchos nos conocían pero entraban algo más vergonzosos, agarrados a la pierna de papá o mamá, pero en cuanto se veían en su aula y descubrían los juguetes y los nuevos amigos, se iban despegando y comenzaban a disfrutar…hasta se atrevieron a dejar estampada la huella de su manita como recuerdo de su primer día de clase.

Nuestros bebés eran como de la casa, pues de momento los que se incorporaron ese primer  día, eran hermanos de dos veteranos nuestros. Dos familias encantadoras, que volvian a confiar en nuestro equipo para el cuidado de su segundo hijo. Más que presentación, fue como pasar un rato entre amigos, compartiendo experiencias y anécdotas de los primeros meses de estos lindos bebés.

Y para finalizar ese buen rato, disfrutaron de una agradable sesión de masaje infantil con sus bebés…lo mejor de todo, verles tan relajados que hasta alguno terminó quedando dormido.

Para finalizar nuestra fiesta, después de pasar por nuestra preciosa aula de psicomotricidad, fuimos a nuestro sitio preferido, el jardín. Donde nos esperaba una pequeña merendola de gusanitos y zumos. Y así fue como disfrutamos de un primer día muy muy  especial…